miércoles, febrero 13, 2008

Un vuelo de regreso más


Y así terminó ese episodio.

Se filtraron las palabras e inconcientemente terminé modulando un “te quiero mucho” en mi voz tambaleante ya en esa última vocal. Con un ahogado, quebrado y sincero “gracias por todo” me respondió él.

Es la tradición, dejar que la lluvia caiga por el rostro, poner las gafas de sol, caminar solo a lo largo del aeropuerto y odiar el término de su estadía. Es la tradición llegar a ver Beautiful Day de U2 y sentir que ese tema es más adecuado que nunca.

También es tradición experimentar un vacío y soledad de proporciones. Es tradición volver a casa y creer que vienes de su funeral, ver fotos y pensar que nada parece cambiar tras los años, y volver a notar que antes sus ojos aún tienes 13 uvas.

Sin embargo, ahora sólo colaboro con incertidumbres y decaimiento. No hay duda alguna, esta visita fue la más radical de todas.

Las certezas: los escudos de hielo se derriten muy rápido frente a un cálido abrazo y ese “nos vemos, esperemos, pronto” no es un cliché para despedirse.

1 comentario:

Sol dijo...

lamentable que tu familia tienga que pasar por este tormento

interminable

so siento mucho