Y así terminó ese episodio.
Se filtraron las palabras e inconcientemente terminé modulando un “te quiero mucho” en mi voz tambaleante ya en esa última vocal. Con un ahogado, quebrado y sincero “gracias por todo” me respondió él.
Se filtraron las palabras e inconcientemente terminé modulando un “te quiero mucho” en mi voz tambaleante ya en esa última vocal. Con un ahogado, quebrado y sincero “gracias por todo” me respondió él.
Es la tradición, dejar que la lluvia caiga por el rostro, poner las gafas de sol, caminar solo a lo largo del aeropuerto y odiar el término de su estadía. Es la tradición llegar a ver Beautiful Day de U2 y sentir que ese tema es más adecuado que nunca.
También es tradición experimentar un vacío y soledad de proporciones. Es tradición volver a casa y creer que vienes de su funeral, ver fotos y pensar que nada parece cambiar tras los años, y volver a notar que antes sus ojos aún tienes 13 uvas.
Sin embargo, ahora sólo colaboro con incertidumbres y decaimiento. No hay duda alguna, esta visita fue la más radical de todas.
Las certezas: los escudos de hielo se derriten muy rápido frente a un cálido abrazo y ese “nos vemos, esperemos, pronto” no es un cliché para despedirse.




1 comentario:
lamentable que tu familia tienga que pasar por este tormento
interminable
so siento mucho
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