La respiración. La respiración. Mi respiración se aceleraba. Pero no podía ceder tan fácil, no podía dejar que unas palabras de disculpas y un ramo de rosas ensangrentadas fuera el free pass hacia mi persona. El knock knock seguía. Con mis índices sincronizados me sequé las gotas que comenzaban a filtrarse por mis córneas. Tomé un gran respiro, mi tórax y ego hinchados como un globo, un pequeño alfiler me destrozaría en cualquier instante. Mi mano derecha agarraba nuevamente esa manilla dorada y esa puerta volvió a abrirse.
- ¿Terminaste de fumar? —mi mirada maliciosa y mi arrogante tono entraban en acción—.
- Sí, de hecho ahora, sí es que no lo notas, estoy masticando chicle de sandía. Sé que te encanta —sus ojos intentaban ser lazos con mi bondad ocultada—.
- Pasa.
- Que cortés —su percudida sonrisa trataba seducir—.
Cerré la puerta con ambas manos, para presionar esa antigua madera inflada por la humedad ambiental de un día lluvioso. Volví a llenar mis pulmones y giré. Ahí estaba él, con su largo impermeable negro que discurría gotas de agua que se marcaban en el cubre pisos, esperando que mi vista lo inspeccionara como una cámara de vigilancia. Y cumplí con ese deseo.
Seguía como pretendía no recordarlo. Su larga y maciza figura de veinteañero, no era una barra de fibra, tampoco una de manteca… un cuerpo y musculatura bastante común para un hedonista de temporadas estivales. Sus piernas largas y rechonchas, de muslos amplios y delgadas pantorrillas. Sus bíceps gruesos, de algo que sirviera acarrear todos los días pesados maletines ejecutivos realizando ejecutivos trámites. Su espalda algo ensanchada, al igual que los sutiles rollizos que se armaban a los costados de su tronco. Todo cubierto por un jeans azul marino, oscuros zapatos casuales y un clásico chaleco amarillo oscuro. Su cara ovalada, de amplios dientes parejos por la adolescente ortodoncia. Sus ojos de ese color que jamás me atreví a descifrar, aguamarina algunas veces, agua estancada otras. Con esas rectas cejas, que combinaban con el carácter de los ojos: códigos que debía interpretar. Para coronar con un cabello rubio opacado por la contaminación de las partículas en suspensión como de partículas colorantes para seguir alguna convicción en algún juvenil momento.
- ¿Terminaste de fumar? —mi mirada maliciosa y mi arrogante tono entraban en acción—.
- Sí, de hecho ahora, sí es que no lo notas, estoy masticando chicle de sandía. Sé que te encanta —sus ojos intentaban ser lazos con mi bondad ocultada—.
- Pasa.
- Que cortés —su percudida sonrisa trataba seducir—.
Cerré la puerta con ambas manos, para presionar esa antigua madera inflada por la humedad ambiental de un día lluvioso. Volví a llenar mis pulmones y giré. Ahí estaba él, con su largo impermeable negro que discurría gotas de agua que se marcaban en el cubre pisos, esperando que mi vista lo inspeccionara como una cámara de vigilancia. Y cumplí con ese deseo.
Seguía como pretendía no recordarlo. Su larga y maciza figura de veinteañero, no era una barra de fibra, tampoco una de manteca… un cuerpo y musculatura bastante común para un hedonista de temporadas estivales. Sus piernas largas y rechonchas, de muslos amplios y delgadas pantorrillas. Sus bíceps gruesos, de algo que sirviera acarrear todos los días pesados maletines ejecutivos realizando ejecutivos trámites. Su espalda algo ensanchada, al igual que los sutiles rollizos que se armaban a los costados de su tronco. Todo cubierto por un jeans azul marino, oscuros zapatos casuales y un clásico chaleco amarillo oscuro. Su cara ovalada, de amplios dientes parejos por la adolescente ortodoncia. Sus ojos de ese color que jamás me atreví a descifrar, aguamarina algunas veces, agua estancada otras. Con esas rectas cejas, que combinaban con el carácter de los ojos: códigos que debía interpretar. Para coronar con un cabello rubio opacado por la contaminación de las partículas en suspensión como de partículas colorantes para seguir alguna convicción en algún juvenil momento.
Definitivamente, era un caramelo que ya había probado y que seguía luciendo apetecible.
Terminé mi escaneo y sus pupilas estaban dilatadas, intentaban coincidir a la altura de las mías. Extendió su brazo y me ofreció los rojizos botones en flor. “Esto es para ti” retumbó en mi interior como el golpeteo en la puerta. Ahora era yo quién curvaba las cejas y los labios. Cogí el ramo y caminé veloz hacia la cocina. Sí, no podía disimular del todo el nerviosismo, aunque poco valiera la pena.
Encontré entre los estantes, aparte de muchos recipientes plásticos y fuentes para ensaladas, un florero muy simple: de forma rectangular y cerámica blanca. Lo llené de agua y coloqué el inicio de los tallos en él. Ahora, que no estaba él mirando, cerré los ojos y volví a respirar, esta vez con los pétalos al borde mi nariz. Olían a una fría brisa, como la de un costero balneario, sin embargo, era algo distinto. Algo olía a él, olían a su perfume. Podía sentir su cuello cerca. Cuando, un susurro de su grave voz asaltó mi oído izquierdo: “hermosas ¿No crees?”.
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Ese fue el alfiler que reventó con mi respiración. Abrí los ojos y sentí como un brazo rodeaba mi cintura, y de una maniobra audaz, sólo centímetros separaban nuestros rostros.
(continuará)
(continuará)


7 comentarios:
Este Curanto "Palo Rosa" Está Como Pah Culebrón De Mega (Seguramente Acapararía Más Raiting Que Don Floro O PorFeaDos)
Se Ve El Progreso, Aunque Aún Quiero Que Seas Menos Tacaño Y Nos Sueltes Algo Más De Acción Y Menos "Cuelga Tú" "No, Tú"
Déjame Adivinar...
El Chascón En La Parte Que Sigue La Abre El Abrigo Y Se Deja Querer? Si Debe Ser Más Gozador Ese Wn Gruñón (A)
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Mira, Encontré Un Extracto Del Primer Texto En Que Deja Claro Que Son Dos Hombres:
Otro sonido, ahora ya completamente conciente, despierto y ENTUMIDO (Protagonista Hombre) por el gélido aire matinal de la casa. Lo reconozco sin dejar que el cronómetro inicie… ¡el timbre! Dejé el auricular sobre el escritorio, que jamás es ocupado como tal. Total, no era una persona grata que me interesara continuar parlando.
Y El Que Lo Webea Por Teléfono Y Le Lleva Flores, Se Cacha Que Es Hombre (A)
Saludiños De
El Garotiño Risk (A)
Seee!, encuentro a esa gente tan estúpida o.o!, pero, a pesar de todo y como en los cuentos de hadas la mayoria de las personas quiere encontrar su "otra mitad", y el mejor estereotipo encontrado para esto es una barbie, un ken, una princesa o un principe.
Aqua *O*!.
I'm a barbie girl in a barbie world(?).
Pìenso igual que "Risk", eres tacaño y quiero acción o.o!; me gusta tu forma de narrar.
Me llamo Belén =B.
Saludos, cuidese.
Haces agónica la espera o.o
La Photo No Es La Misma Poh!
Desde Que Se Invirtió El Lado Dejó De Ser Gemela, Ahora Sólo Queda Una Suave Brisa A "Semejante" (A)
hahah era obvio que eran dos hombres y que el personaje con pijama de franela tiene también su esculpidor de cintura abrigándolo de las frías maderas...
siento que conozco a ambos personajes, y no lo digo físicamente, sino por que tu me comentaste de ellos.
va un poco mucho lenta sipo, queremos acción.
lù
¿Seré la voz disidente?, a pesar de que estoy mega metido con la historia, encuentro que es mas entreteniudo que la dividas en mil partes, así se siente como si estuviera viendo capítulos de estreno de las Gossip, debo esperar una semana para saber lo que pasó xD!...
Amé que aquel misterioso hombre entrara a la casa, es lo que siempre quise... que le diera una oportunidad al pobre y rancio tipo, un Señor de la Querencia cualquiera... xD!... amé esto: "Sus ojos de ese color que jamás me atreví a descifrar, aguamarina algunas veces, agua estancada otras...".
Miki, es simple... amo este culebrón y sigue haciéndonos esperar, así nos entretenemos por un tiempo mas largo xD!..
Te kiero i se sabe :)
amigo que jodan para siempre y que sean felices o por lo menos que eso dure un instante que es peor que nada
besos
chau
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